viernes, 25 de enero de 2013

Bitácora conversacional




Sentirle el pulso a nuestras comunicaciones y, por ende, a nuestras relaciones, pasa por tener entrenamiento en el observarnos en nuestra manera de comunicar, cuando estamos comunicándonos.

Mirar nuestra acción, nuestro cuerpo, nuestras palabras durante diálogos con o sin objetivos es un ejercicio en el que nos podemos entrenar permanente llevando una bitácora de este recorrido por el mundo del lenguaje -en su sentido más amplio- las percepciones, las emociones-argumentaciones y vinculaciones. Todo sin perder el norte.

Solemos asumir nuestras conversaciones con la naturalidad con la que se asume nuestra respiración y alimentación. (Todos procesos vitales para el ser humano) Pero esto no quiere decir que sean procesos que llevemos a cabo de manera conscientes y mucho menos saludablemente.

Esta reflexión viene al caso porque: 1-. Cada vez son más reiterados los diagnósticos que arrojan resultados deficientes en las comunicaciones entre gerentes, directores y presidentes de organizaciones y su grupo de colaboradores. Y 2-. Porque, además, este es parte del espiral de pensamientos que me llevó a una nueva manera de asumir las sesiones individuales en materia de comunicación para líderes de compañías, donde el conversar se convierte en un viaje que puede resultar saludable, productivo y, quizás lo más importante, divertido.  

viernes, 18 de enero de 2013

Comunicación y bienestar




Comencé este año en Venezuela. Viajando entre Puerto La Cruz, Ciudad Guayana y Caracas. Y viajar es un tránsito propicio para cosechar buenos ejemplos en materia de comunicación.

Un autobús que me llevó de Caracas a Ciudad Guayana, cruzamos parte importante del país durante la noche. Al bajarme -entre todos los personajes típicos del terminal- divisé a un moreno vernáculo, sonrisa amplia, blanquísima, que contrastaba con su piel de chocolate. Era un hombre de buena hechura que gritaba: ¡Negro, caliente, sabroso! Y con este grito ofrecía café recién colado, cuyo aroma daba el toque final a este mensaje, construido por un verdadero estratega.

Hay una relación directa y proporcional entre el bienestar que genera un proceso de comunicación y su efectividad. Entre mejor se sientan los interlocutores, más probabilidades hay que los resultados de esa vinculación sean positivos, es decir, sanos y productivos. Y en esto, gran parte de la responsabilidad la tiene el primero que toma la palabra.

¡Negro, caliente, sabroso! Decía el hombre, y entre las mujeres somnolientas que esperábamos el equipaje nos sonreíamos cómplices al entender el amoroso y oportuno doble sentido de este vendedor de café que nos daba la bienvenida. Yo me alejé del grupo, pero divisé cómo los viajantes rodeaban al vendedor de café, dándole a la madrugada un excelente regalo. En ese instante todo era bienestar. El “negro, caliente, sabroso” era un mensaje efectivo y el negro que ofrecía café un estratega natural de sus comunicaciones.

viernes, 11 de enero de 2013

Del urbanismo a las comunicaciones: una metáfora



Marìa Nuria de Cesaris por el fotògrafo Fernando Bracho Bracho



María Nuria De Césaris -urbanista apasionada por su quehacer profesional- vive en el piso 13, en una de las principales avenidas de Ciudad Guayana, ubicada en el estado Bolívar, al sur de Venezuela.

Desde su balcón me señala un terreno baldío marcado por varios caminos que lo cruzan de un extremo a otro. “Están hechos por el paso de los mismos peatones”, me dice con su dedo índice en alto, advirtiéndome una lección: esos caminos marcados por el paso de los ciudadanos son  guía para la construcción de las caminerías definitivas.

Detrás de esa enseñanza hay reflexiones hermosas. Una de ellas es que el urbanista debe respetar el tránsito natural del ser humano. De esos caminantes que, sin previo acuerdo, hicieron el camino por el mismo sendero. Una coincidencia que sólo puede ser vista por un observador -en sentido figurado y literalmente- elevado.

Sirvan estos párrafos como un gesto de gratitud a María Nuria quien me regaló esta metáfora para explicar cómo debemos observar las organizaciones y su fluir conversacional.

Allí, donde se da naturalmente una conversación o un encuentro es donde viene bien colocar los contenidos que necesita comunicar la organización a sus empleados y colaboradores. El mensaje puesto por donde pasa el lector, provoca más fácilmente el encuentro. Obligar al lector a ir por donde nunca antes, es contra natura.


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