jueves, 28 de junio de 2012

Prueba de Ácido de las CI´s


La vinculación entre la comunicación y los logros colectivos es estrecha. Tan estrecha es que, cuando observamos en un taller de carpintería -por ejemplo- la elaboración de una silla, no hacemos distinción consciente entre lo que se hace y lo que se comunica para hacerla. Y es que la comunicación es una acción y la acción también comunica. Es imposible dividir.

Esto nos lleva directamente a reflexionar acerca de la convivencia armónica del mensaje y la acción en un emisor. ¿Hay una correspondencia entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago? Esta pregunta es la prueba de ácido de las comunicaciones internas. Si hay correspondencia e integridad en el diálogo íntimo de la empresa -es decir, de la mayoría de sus integrantes- habrá altas probabilidades de una respuesta asertiva y oportuna frente a una crisis.
Lo anterior justifica el presupuesto que invierten las empresas en materia de comunicaciones interpersonales. Programas de capacitación que dan luz a un espacio -otrora intocado por las organizaciones-  tienen cada día más demanda.
El mejoramiento continúo de los integrantes de una organización como seres humanos y -por tanto- relacionales, es el primer paso de cualquier estrategia que presuma reposar sobre bases sólidas.

jueves, 21 de junio de 2012

Los cálculos de la risa






Por cosas del azar en una misma semana me encontré con dos textos que hablan de la risa y, por ende, del buen humor. El primero, Así habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche. “Yo he canonizado mi risa”, dice el filósofo alemán en voz del personaje profeta, dejándonos así la idea sagrada de la manifestación de bienestar humano.

Este texto, que se escribió hace 130 años, se encuentra en mi escritorio con el artículo contemporáneo El sentido del humor aumenta la productividad de los empleados (http://www.tendencias21.net/El-sentido-del-humor-aumenta-la-productividad-de-los-empleados_a12065.html). Allí se destaca, entre otras cosas, una investigación -del  Instituto de Desarrollo de Personal Colegiado del Reino Unido- que demuestra que la ausencia de la risa y el buen humor en el trabajo contribuyen al estrés y este a las bajas por enfermedad. “Estas ausencias cuestan a la economía del Reino Unido más de 10 millones de euros por año”, concluye el texto, haciendo foco en la productividad laboral como la razón más importante para permitir y hasta fomentar la risa.

Es inevitable preguntarse lo que diría Nietzsche al leer este artículo, y cuál sería su reflexión sobre risa y trabajo a la luz de lo contemporáneo. Imposible saberlo. Lo que sí me gustaría valorar son aquellos argumentos acuñados desde 1883 hasta nuestros días que abogan en favor de la risa y el buen humor, dejando sobre la mesa esta pregunta: ¿Cuánto del contenido confeccionado para CI´s se genera para satisfacer esta necesidad del espíritu humano?

Quizá para muchos no sea relevante. Pero cada día son más los que consideran suficiente reconocer la risa como una manifestación que nos distingue de los demás animales, y -simplemente- actuar en consecuencia.

jueves, 14 de junio de 2012

¿Transferir conocimiento en materia de CI´s?



Un proceso de comunicación es como una huella digital: irrepetible. No podemos dar el mismo mensaje, a través del mismo canal, con el mismo emisor, a los mismos receptores, en el mismo lugar, con los mismos resultados. ¿La razón? La más simple es que una comunicación será primero y la otra después (no ocurrirán en el mismo momento), y eso supone cambios en el entorno -la realidad es dinámica -  y en la constitución -y por ende en la forma de escuchar y de decir- de los emisores y receptores.


La frase de Heráclito, “ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos", nos sirve para darle profundidad a esta dimensión propia de los procesos de comunicaciones.

Así, dominar un concepto y entender una dinámica operacional de las comunicaciones internas, no nos da el poder de garantizar solución alguna, porque cada caso es único. Entonces, transferir conocimiento es necesario pero no suficiente.

Capacitar en términos de comunicaciones pasa por darle poder al otro para que edifique criterios asertivos en cada caso. La metodología tradicional de aprenderse un concepto de memoria o repetir una manera de comunicar -que en otro momento dio resultados- no sólo es insuficiente, puede ser muy costoso y hasta peligroso: no sabemos en qué momento nos puede sorprender la crecida de un río.

Nota: La fotografía que ilustra esta entrada es de http://www.mamalalibertad.com.ar/

jueves, 7 de junio de 2012

¿Qué imagen tenemos de la calidad?

Cuando decimos “árbol” cada quien se imagina el árbol de su preferencia. Ese es uno de los ejemplos del poder que tiene la palabra. Puede evocar en la mente de los públicos tantos árboles como personas escuchen o lean "árbol".


Lo mismo ocurre con palabras que no significan a objetos, como los sentimientos o abstracciones, como la calidad.

Suele suceder, en no pocas empresas, que al pronunciar “calidad”, los colaboradores, empleados, líderes y autoridades, remiten mentalmente a imágenes de formularios de la ISO vigente y la angustia que conlleva llenarlos en un lapso perentorio. 
Esto no sería un problema si esta imagen fuera transitoria y que, luego de pasar el plazo requerido para la certificación, todos volvieran a evocar las acciones que conllevan, en rigor, a tener los estándares de calidad propuestos para la producción de bienes y servicios.

El asunto viene al caso porque la palabra calidad es usada -dentro de las organizaciones- con mucha frecuencia.  Y la pregunta “¿Qué hay detrás de la palabra calidad?”  lejos de ser una obviedad, invita a una reflexión profunda que nos ayudará a ser asertivos en nuestras comunicaciones, en tanto sirva para construir una imagen compartida de la calidad que queremos.

Quienes están a cargo las CI´s  tienen aquí otra tarea. Usar una palabra de ese calibre, pasa por preguntarse a qué imagen remite antes de comenzar a darle frecuencia.
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