lunes, 2 de mayo de 2016

De liderazgos, enfrentamientos y responsabilidades.



Hace un par de semanas fui invitada en Caracas, al programa radial de Graciela Beltrán Carías. Ella me proponía hacer una intervención en la sección Cine Foro para que conversáramos, junto con el analista político Oswaldo Ramírez, acerca de la película Batman Vs Superman y las lecturas posibles acerca de la polarización tanto en la sociedad como en las organizaciones.

Una película que, en una primera lectura, nos parece superficial, fue el principio de un abordaje interesante acerca del relato cultural acerca del liderazgo como dinámica relacional. “No hay tema superficial, sino manera de abordarlo”, nos dijimos.

Resultó que, al regresar a mi escritorio, comencé a realizar algunas notas al respecto del programa. Una de ellas me parece interesante compartirla.

¿No tienen las organizaciones una gran responsabilidad al edificar, día a día -¡instante a instante!- una manera de relacionarse? Creo que sí. La manera de relacionarnos -de la cual dan cuenta nuestras conversaciones- permean más allá de los muros de las organizaciones y construyen también –en tanto forman parte del entramado relacional- la comunidad, la sociedad, el país.

Quiero decir con esto que, si ya nos dimos cuenta que dentro de la organización en la que participamos la dinámica relacional se mueve a la luz de un juego de poderes, donde –por dar un ejemplo- gran parte del tiempo y de la energía se invierte para demostrar que finanzas es más poderoso que talento humano, somos responsables de que esta dinámica no sólo nos haga daño, sino también que permee a la sociedad, a la familia y a todos los dominios con los que la organización se vincula.

Es decir, que una organización se ocupe de desmontar el juego de poder como dinámica relacional, es una acción de Responsabilidad Social Empresarial. Es decir, una organización no puede sorprenderse de lo que ocurre en el país si participa de una guerra de poderes que mantiene una guerra soterrada entre áreas.

¿Qué queremos conservar cuando mantenemos dentro de una organización una concepción escindida de las áreas? ¿Qué decidimos mantener cuando formamos parte de una rivalidad interna con consume tiempo, recursos, energía y que genera malestar y dolor?

En este instante, me surge decir que estas rivalidades son un excelente espectáculo cinematográfico y que, incluso en el cine, tienen una resolución. Parece imposible que se mantengan dos líderes en una continua lucha. Sin embargo, así ocurre dentro de muchas organizaciones.
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