viernes, 2 de noviembre de 2012

Conocimientos que no sirven




Cada vez que hago un taller tengo muchos motivos para estar contenta y agradecida, uno de ellos es que en cada encuentro hago siempre una nutrida cosecha de ejemplos.

Hace unos días, visité San Juan, Argentina, y conocí en un taller a Diego, un enfermero que me regaló esta historia a propósito de estar conversando de saber escuchar al otro, de manera activa, integral, responsable, comprometida, coherente.

Trabajando Diego en una comunidad rural de su provincia, encontró a una señora saliendo del consultorio médico. Como Diego sabía que la señora estaba enferma, apuró el paso para preguntarle: ¿Señora, qué le dijo el médico? “No me dijo nada, me revisó, y me dio estas indicaciones”, le dijo a Diego, mostrándole una serie de recetas que llevaba en la mano, órdenes de exámenes, además de algunas listas de alimentos que se le prohibía comer. “Lo que pasa -culminó la señora- es que yo no sé leer”.

¿Pérdidas? Muchas, de tiempo, de dinero, incluso vidas se pueden ir en este tránsito de no escuchar. Y es que escuchar es una actividad que debe hacerse con todos los sentidos, y pasa por invitar al otro a hablar, por hacerle preguntas que van más allá de lo obvio, cosa que -en este ejemplo- el médico no hizo.

Todos los conocimientos de ese doctor de nada sirven, si no sabe escuchar.  

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